Muchas personas con alta cualificación profesional tienen dificultades para superar la entrevista personal en los procesos de selección. Los reclutadores se fijan cada día más en las llamadas habilidades blandas, es decir, en la capacidad para gestionar las emociones de la manera adecuada. Se sabe que el éxito laboral depende de ellas en mayor medida que del conocimiento y de las habilidades técnicas. Platón decía que "el comportamiento humano fluye de tres fuentes principales: deseo, emoción y conocimiento". No creo que el orden fuera casual.
Gente muy preparada, con titulaciones universitarias, másteres y doctorados no consigue dar lo mejor de sí misma en la entrevista de trabajo. Inseguridad, timidez, ansiedad, nerviosismo, vanidad, irascibilidad, miedo a no conseguir el empleo o por el contrario; un exceso de confianza, son algunas de las emociones que pueden deslucir el mejor currículum.
En mi opinión, para que la entrevista de trabajo sea un éxito hay que…
1.-Acudir bien preparados. El conocimiento proporciona seguridad. Saber cuanto más mejor sobre la empresa en la que se desea trabajar, y no solo sobre su producción, sino también sobre su historia, su misión, sus valores, su política social… Esto nos permitirá hacer preguntas, interactuar, evitará tensiones y nos permitirá mostrarnos relajados y tal cual somos.
2.-Cuidar el lenguaje corporal. Nuestro cuerpo, nuestros gestos hablan tanto como nuestra voz. Es importante mirar a la cara al entrevistador o entrevistadores, hablar pausadamente, tener los músculos de la cara relajados (una sonrisa ayuda, pero no si es forzada), cuidar la posición en la silla, evitar movimientos automáticos de las piernas, con el boli… En estos tiempos extraños, si la entrevista se hace con mascarilla, resulta crucial transmitir bienestar con la voz y apoyar el discurso con las manos, pero sin exagerar los gestos.