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El Día de San Valentín, originario de las antiguas celebraciones romanas, tiene una historia rica que ha evolucionado a lo largo de los siglos.
Orígenes: Una epopeya de rebeldía y amor
Remontándonos a las Lupercales (celebraciones en las que se ofrecían sacrificios al dios Pan y a la diosa Lucina, relacionados ambos con la fecundidad y el nacimiento) en la antigua Roma, el emperador Claudio II, prohibió a los jóvenes contraer matrimonio para que se concentraran en la guerra.
Fue allí cuando surgió un sacerdote llamado Valentín, que creía que el amor era un derecho fundamental, por lo que desafió la orden del emperador y comenzó a oficiar matrimonios en secreto. Esto le costó la vida.
En la Edad Media, la Iglesia Católica canonizó a San Valentín, marcando el 14 de febrero como su día de celebración. La festividad se consolidó como una ocasión para que las parejas intercambiaran mensajes de amor, poemas y regalos hechos a mano. Con el tiempo, el Día de San Valentín se expandió por toda Europa y llegó a América del Norte en el siglo XVIII.