El pasado fin de semana pasado tuve la oportunidad de presenciar en vivo al sensacional coro de niños Watoto, provenientes de Uganda. Los artistas infantiles ofrecieron una singular presentación en la Iglesia Beddington Pentecostal Church.
El magnífico grupo compuestos por niños entre las edades de 6 años a 13 años iluminó el recinto con su alegría contagiosa.
Pero también nos trajeron un toque de realidad a nuestro diario vivir. Es la primera vez que era testigo de este coro, muchos de estos niños a su temprana edad conocen de cerca lo que es el maltrato, abandono, crueldad y el crecer sin sus padres.
Han sido víctimas de la Guerra civil de su nación y de la enfermedad del VIH que ha robado la vida de sus progenitores.
Poder escuchar sus historias las cuales tenían la habilidad de derretir un corazón de piedra y a la misma vez observar sus rostros de alegría y sus palabras de aliento.
Esta experiencia para los que estábamos allí presente fue una que cambio nuestras vidas para siempre. Junto a ellos cantamos, bailamos, brincamos y también lloramos.
Watoto – que significa niños – ha tenido presentaciones alrededor del mundo incluyendo la Casa Blanca de los Estados Unidos y el Palacio de Buckingham.
Actualmente la Fundación Watoto alberga en sus instalaciones a unos tres mil niños a quienes les proveen de un techo, comida, educación, pero sobre todo de un hogar donde pueden sentirse en familia.
Esta fundación ha logrado graduar de estudios universitarios a mil estudiantes.
Su filosofía es que a través de la educación puedan lograr cambiar la mentalidad del pueblo de Uganda trayendo a esta tierra impactada por guerras y pobre liderato político una nueva oportunidad.
Para más información acerca de Watoto Choir pueden acceder a su portal en línea www.watoto.com