Fotos: Jockabed Soto
Esta semana tuve la experiencia de llegar al “cielo”, porque con esta palabra quiero describir a Sunshine Village. Llegamos hasta este popular destino sin imaginar que mis ojos serían testigo de tanta belleza. Fui acompañada del amanecer más hermoso que mis ojos hayan visto, las montanas estaban vestidas de naranja rodeadas de un cielo azul.
Al llegar fuimos recibidos por Diana, nuestra guía durante el día, muy amable, atenta a detalles y sobre todo carismática. Llegamos para que mi esposo tomara su clase de esquí, me impresionó la variedad y cantidad de equipos que poseen para que tu experiencia sea una completa y en total seguridad.
Tomamos una góndola que nos llevaría hasta The Village, el camino tomó alrededor de unos 20 minutos. El viaje entremedio de montanas fue hermoso y relajante.
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Una vez llegamos al “village” nos parecía que nos habían teletransportado a otro lugar, no podía creer que en medio de montanas encontraríamos un pueblito compuesto por un hotel, restaurantes, tiendas, pistas de esquí, guardería para niños y muchos otros servicios para el disfrute de los visitantes.
Nos dirigimos de inmediato al lugar donde mi esposo tomaría sus clases, nos recibió Robbie, un talentoso instructor que por el espacio de 4 horas le enseñó las técnicas y medidas de seguridad, creando confianza en este nuevo deporte.
En comparación con otros instructores del área, Robbie nunca se apartó de su lado y esquiaron juntos con el propósito de enseñarle sus errores y así perfeccionar la técnica.
Existen varias pistas de esquí para los diferentes niveles de experiencias desde el verde hasta el nivel negro.
Mientras mi esposo disfrutaba de su clase, Diana y yo nos dirigimos a “Standish Mountain”; es aquí donde conocería el “cielo”. Aún no tengo idea cómo llegué hasta la cima de esta montaña trepada en una silla voladora. Ya saben que le tengo pánico a las alturas, pero esto no me detuvo, cerré mis ojos y me dejé llevar.
La belleza, la perfección y la inmensidad de las Montañas Rocosas te hechizan y no te dan deseos de regresar. Fue impresionante ver a los esquiadores y corredores de tablas de nieves lanzarse de aquella altura desafiando la gravedad, el viento y la nieve. Un dato curioso es que la Montaña Standish se encuentra entre dos provincias: Alberta y B.C.
Disfruté al observar a los esquiadores conquistar aquellas montañas y por supuesto los admiré por su valentía.