Postergar el trabajo es un palo en las ruedas de la producción. Basta con que un trabajador cualquiera, no ya un directivo, aplace sus tareas para que se frene toda la cadena empresarial. ¿Cómo luchar contra la procrastinación?
Los procrastinadores son esas personas que no dejan para mañana lo que pueden hacer pasado mañana. Retrasan sus labores hasta el último momento y más allá. Todos podemos atravesar etapas así, en las que los emails se nos amontonan en la bandeja de entrada, las obligaciones nos persiguen y vamos quedando mal con todo el mundo, pero de esas situaciones hay que salir cuanto antes, porque no es lo mismo sacudirse un poco de arena que quedar sepultados por una montaña.
Las empresas son engranajes complejos en los que el resultado global depende del funcionamiento de todas las piezas; por tanto, hay que combatir la procrastinación en cualquier puesto, pero más si afecta a los responsables y gestores de equipos.
La procrastinación tiene causas complejas y diferentes en cada persona. No basta con enseñar a alguien a organizar mejor su tiempo, sino que es necesario analizar qué hay en el fondo: miedo al fracaso o incluso al éxito, desmotivación, falta de confianza, resistencia…; en definitiva, algún problema con la adecuada gestión de las emociones.
Existen técnicas que ayudan a vencer el problema, como hacer las tareas más engorrosas a primera hora, diseñar horarios y listados de cumplimiento, eliminar distractores como las redes sociales, etc. Pero, en mi opinión, siempre hay que averiguar las causas de la desmotivación. Para ello, casi siempre es ineludible que expertos profesionales ajenos a la empresa puedan evaluar los motivos y reconducir las situaciones de manera individual y global.
Al margen del análisis de las causas que provocan la procrastinación, para combatirla resulta imprescindible…