Vacaciones, un fin de semana largo o una simple escapada hacen que nos lancemos a la carretera. Los más previsores revisan cada uno de los componentes básicos del auto: las ruedas, el aceite, la gasolina, pero, ¿qué pasa con el conductor? No solo me refiero al posible cansancio de quien controla al monstruo de la carretera, sino al estado emocional en el que se encuentra.
Como decía el pintor Vincent Van Gogh, "no olvidemos que las pequeñas emociones son los capitanes de nuestras vidas y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta". En cientos de ocasiones he destacado la importancia de las emociones en nuestro día a día, tanto en la vida social, familiar, amorosa o profesional. Pero, ¿te has planteado alguna vez cómo nos influyen cuando tomamos el auto?
Recientemente, la doctora Marisa Navarro, autora del libro "La medicina emocional", explicó que antes de emprender un viaje debemos autoevaluarnos, para saber si estamos en condiciones de manejar.
El miedo, el abandono, la tristeza, la ira, el remordimiento, el disgusto y el odio son emociones complicadas de gestionar, sentimientos que provocan desaliento, aburrimiento, agresividad, tensión u hostilidad. Nuestro estado personal tendrá mucho que ver con el tipo de conducción que realizaremos. Manejaremos más deprisa, menos seguros, o no reaccionaremos adecuadamente ante acontecimientos inesperados. En suma, no tendremos los cinco sentidos a punto.
Como diría el experto en inteligencia emocional Daniel Goleman, "la habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto un aprendizaje crucial en la vida diaria".
A veces ponemos en riesgo nuestro tesoro más preciado: la vida. La nuestra y la de quienes nos acompañan. Por ello te sugiero que a la hora de enfrentarte a un viaje:
- Autoevalúate antes de sentarte en el auto
- Practica la respiración activa
- Realiza paradas para descansar el cuerpo y la mente
- Toma alimentos que te hidraten
- Si te acompañan niños, prepárales entretenimiento
- No tengas prisa por llegar
- Acompaña tu viaje con música o radio
- Si no estás bien emocionalmente, ¡no conduzcas!
Antes de manejar, pon a punto el motor del conductor, es decir, sus emociones. Cada vez que nos subamos al auto, repitámonos la frase del escritor Og Madino: "hoy seré el maestro de mis emociones".