Vivimos un momento muy difícil, todos lo sabemos y muchos lo sufrimos, pero eso no significa que haya que renunciar a tomarse un descanso. Las vacaciones son necesarias. Unos días de desconexión mejoran la salud física y mental, benefician el estado emocional y permiten impulsar el rendimiento, la creatividad, la productividad, el trabajo en equipo…
Pero, ¿conviene tomar vacaciones, justo ahora, cuando numerosas empresas temen la quiebra y los trabajadores están preocupados por la continuidad de sus puestos de trabajo? Desconectar no es ser irresponsable, sino tomar aliento para emprender la carrera con más fuerza.
1- Incluir las vacaciones en la cultura empresarial. Es preciso que las empresas promuevan el bienestar en todos los sentidos, que muestren que respetan la conciliación, que se interesan por las familias y el tiempo que les dedican, que valoran el ocio individual. Para dejar claro que las vacaciones no son una faena para la corporación, conviene flexibilizar en lo posible los periodos de descanso a lo largo de todo el año, con independencia de que pueda haber unos días en los que todo el mundo esté fuera a la vez.
2- Permitir el trabajo por objetivos. Algunas empresas y ciertos puestos de trabajo pueden coordinarse para hacer su tarea sin horarios; esto es, la gente se organiza como prefiera siempre que cumplan con los objetivos señalados. Así, las personas pueden tomar vacaciones cuando concluyan su labor sin que nadie fiscalice su presencia en la sede o su tiempo de conexión. Hacer a los equipos responsables consigue que realmente lo sean.